Con la llegada del verano y antes de que lleguen las familias a disfrutar de sus vacaciones en nuestra región, nosotros para ir engrasando nuestros engranajes e ir poniéndonos las pilas, nos vamos de campamento.
En los campamentos uno se da cuenta que los adolescentes tienes muchas inquietudes y mucho que enseñarnos, tan solo hay que pararse a escucharlos; que los móviles solo sirven para que se aíslen o tarden más en integrarse al grupo, generar situaciones incómodas y no aportan nada enriquecedor a los chavales. También me he dado cuenta que no solo se hizo buena música en los 80 y que podemos estar tranquilos pues esta generación de adolescentes son igual que nosotros a su edad.
Si os apetece ir de campamento, sentaos a nuestro lado y disfrutad con nosotros.
Llega el domingo, nuestro primer día de campamento y salimos con el autobús camino del aeropuerto, tiene su llegada a las 12:50 horas, llegamos con tiempo y nos tomamos un café mientras llega el vuelo. Llegas 39 adolescentes de entre 12 y 15 años, 11 chicos y 28 chicas con dos monitoras acompañantes desde la preciosa isla de Nura y con escala en Madrid, yo me pongo con el cartelito de Aventura en Asturias para que me identifiquen fácilmente, a ellos se les reconoce fácilmente, pues como me habían dicho vienen con las camisetas blancas y rojas con la leyenda de quien promueve el viaje. Les recogemos y tras un a hora de viaje, llegamos al albergue. La tarde va a ser tranquila, vamos a aprovecharla para que se conozcan entre ellos, pues salvo alguna excepción, nunca se habían visto antes, le presentamos a nuestros monitores que serán los encargados de amenizarles las veladas nocturnas y nos damos un paso por el pueblo. Hacemos varias paradas para hablar de la importancia del carbón y del II Marqués de Comillas, si estos nada de Bustiello existiría, recorremos sus calles, les enseño la zona del río, en la cual la gente aprovecha para bañarse los meses de verano y finalmente distribuimos las habitaciones por sexo y edad, al principio y luego hay algún pequeño cambio por afinidades. Lo que queda de tarde lo dedicamos a instalarnos, una ducha y la llamada a los padres, para deciles que todo va bien y que no se preocupen si no tienen noticias, pues los móviles solo los van a tener en un principio de de siete de la tarde a nueve de la noche; de todos es sabido que estos aparatos nos generan gran distracción, nos encerramos en nosotros mismos, muchas veces van acompañados de perdida de intimidad, cosas que a nosotros no nos gustan nada. A las nueve tomamos nuestra primera cena y a continuación hablamos un poco de lo que nos espera el día siguiente y después una velada llena de juegos y risas hasta la hora bruja.
El lunes comienza a las 08:30, el desayuno es a las nueve y el tiempo que nos sobra hasta las diez que hemos quedado en el autobús es tiempo de asearse y preparar mochila. Comenzamos la mañana con una foto de grupo para enviársela a los padres y a continuación, nos ponemos en marcha destino Villanueva de Santo Adriano, ahí vamos a comenzar nuestra actividad y disfrutaremos de un día en el que no nos dejará de hacer compañía el orbayu y comenzamos a caminar una de las rutas para niños más divertidas de nuestra región, “El desfiladero de las Xanas”, después de salvar algún inconveniente no sé si ataque de vaguitis o realmente dolores menstruales, iniciamos la ruta habiendo perdido a una de nuestras chicas al poco de iniciar la ruta y que se quedaría en las inmediaciones del autobús acompañada por una de sus monitoras, la pobre se quedó con ganas de disfrutar de desfiladero.
Un paseo precioso, pasado por agua y en el que escucharíamos miles de veces eso de: -¿Y cuánto queda? Nuestra idea original era hacer la mitad de la ruta y comer en un restaurante de Pedroveya, pero sus pretensiones eran demasiado altas, por lo que nos vimos obligados a hacer la ruta al completo para llegar a comer a las tres en un restaurante de Villanueva. En Pedroveya, hicimos un alto en la ermita de San Antonio para hablar sobre el “Tejo”, les xanes y del cansancio que tenían;
después nos acercamos al pueblo donde les dejamos media hora para que se hincharan de golosinas, pero que así al menos se les olvidase que teníamos que desandar lo andado, esos malditos escalones resbaladizos y de tamaños y formas irregulares que incomoden subir y bajar por ellos y el largo camino tallado en la roca a golpe de barreno y que hace que disfrutemos del vértigo de sus paredes en alguno de sus puntos. A las tres en punto estábamos en el restaurante para comer y el resto de la tarde hasta nuestro regreso al albergue, programado para las siete y media, lo íbamos a dedicar a ir a ver a las osas al cercado, no disfrutamos demasiado con su presencia, pues en seguida suscitó en ellos la sensación de falta de libertad, que dan, al ver a las hermosas osas, en un recinto tan pequeño.
Para finalizar la tarde fuimos a disfrutar del hermoso paisaje del entorno del embalse de Valdemurio. Llegamos al albergue, ducha, momento para usar los móviles y la cena. Después de la cena una nueva velada con juegos y risas hasta las las doce de la noche. Hablamos un poco sobre lo que iba a acontecer el día siguiente, que nos haría madrugar bastante más pues era uno de los días que el desplazamiento iba a ser más largo.
El martes suena el despertador a las 07:15 demasiado pronto con toda la actividad del día anterior y las pocas horas dormidas, ya se sabe adolescentes juntos en una habitación es sinónimos de risas y chistes hasta altas horas de la madrugada. Como todas las mañanas lo primero es desayunar, hoy tienen que coger picnic, asearse y hacer la mochila, a las nueve salimos con el bus dirección Arriondas, allí vamos a reírnos un montón disfrutando del descenso del Sella,
fue una jornada muy divertida, yo perdí tres veces la canoa y me bebí medio río, aprovechamos en uno de los chiringuitos de la orilla para dar buena cuenta del picnic y a las dos estábamos quitando neoprenos y duchándonos.
La siguiente actividad que teníamos programada era subir a los Lagos de Covadonga, consultamos la webcam del Lago Enol y observamos que no se veía un burro a dos pasos, lo que hizo que tubiésemos que tirar del plan B, ibamos a dedicar la tarde a ver Covadonga y Cangas de Onís.
En Covadonga pues lo habitual, hablamos de lo allí acontecido, de lo que significó La batalla de Covadonga y la figura de Pelayo para España. Disfrutamos de la Santa Gruta y de la leyenda de los Siete Caños, no tuvo demasiado éxito, nadie se quería casar; disfrutamos de la inconmensurable belleza del monte Auseba, a pesar de que era tal la niebla, que ese día no se veía la cruz que lo corona.
Para finalizar la tarde y antes de regresar al albergue hicimos un alto para tomar un helado en cangas de Onís, donde aprovechamos para sacar la obligada fotografía en el Puentón y en sus jardines aledaños.
Llegamos justo para la hora de la cena al albergue, para después de asearnos continuar con la velada nocturna hasta la media noche.
El miércoles dormimos un poco más que el día anterior, pero poco más, pues nuestra primera visita es al Museo Jurásico, queremos estar pronto para evitar las enormes colas que se forman.
Tal y como estaba planeado, llegamos veinte minutos antes de la apertura y aprovechamos para sacar las primeras fotos entre los dinosaurios del exterior y ponernos a la cola pues hemos visto por el camino desde el bus, que se aproximaban otros tres campamentos que venían a pié y así podemos estar de los primeros en la taquilla para recoger nuestras entradas; hemos disfrutado del museo, que si no lo sabéis, es el más visitado de Asturias, hasta las once y veinte, pues a las doce tenemos que estar en en Villaviciosa, ya que vamos a hacer el Tour por la factoría de Sidra el Gaitero,
antes nos metemos en la pomarada que tienen frente a la fábrica a sacar unas fotos y las sacamos, pero después de llevarnos una fuerte reprimenda del vigilante; la visita a la factoría es muy recomendable, los adolescentes, me dio la impresión, que no la dieron tanto valor como yo, pero deciros que hace un recorrido por la historia de como y con quien llegó allí la factoría del Gaitero,
producción y variedad de sus productos y también un recorrido por todas su instalaciones y se finaliza el tour con una cata de sidra, en nuestro caso por la edad del grupo fue sin alcohol.
Una ver terminada esta visita nos dirigimos a la Universidad Laboral, uno de los tres edificios más emblemáticos de la etapa franquista, que en un principio fue pensado para dar formación a los huérfanos de la mina y del mar y finalmente dio educación a muchos más jóvenes, en sus buenos momentos llegó a tener matriculados a 3.000 alumnos, sigue siendo el mayor edificio del país con sus 210.000 metros cuadrados, la iglesia desacralizada, tenía cabida para 2.000 feligreses, su teatro posee una de las mejores acústicas de la región, su torre emula a la Giralda, su acceso es a través de un arco corintio y los jardines emulan a los jardines de la Alambra; todas esta cosas y algunas otras las disfrutaron nuestros chicos, antes de ir a comer a la cafetería de la Uni, donde teníamos contratada la comida para evitar otro día de bocadillo o tener que volver al albergue a comer. Una vez que dimos buena cuenta del ágape y después de un tiempo libre nos dirigimos a disfrutar de una de las ciudades más emblemáticas de la región. Quedamos en que el bus nos dejaría en el Molinón y a las siete y media nos recogería donde la iglesia de San Pedro, de esta manera disfrutaron del entorno del estadio, nuestro monitor estrella, el amigo Iván, es culo mollau y fiel seguidor del Sporting y era su rincón especial, atravesamos viendo las diversas aves que habitan el parque de Isabel la Católica y recorrimos todo el muro de San Lorenzo hasta la iglesia de San Pedro, donde aprovechamos para reagruparnos para subir todos juntos y disfrutar de las vistas del Cerro de Santa Catalina, del Elogio al horizonte a Chillida, de la cuesta del Cholo, de Cimadevilla, bajamos por las escaleras de colores al puerto deportivo y aprovechamos para ver el árbol de botellas de Sidra, de Las Letronas,
dónde se hicieron las correspondientes fotos y fuimos a la plaza del ayuntamiento, antes cruzar por la plaza del Carmen hacia la calle corrida y aprovechar para matar esa voracidad consumista que traían nuestros jóvenes amigos. Fue otra tarde intensa en la que disfrutamos de la esencia de la vieja Noega. A las ocho menos veinticinco, nos pusimos en marcha al albergue, para asearnos y cenar antes de que llegasen el resto de monitores a animar la velada nocturna que como de costumbre les esperaba hasta la hora bruja, de nuevo.
El jueves dormimos un poco más pues hasta las diez no teníamos la visita al Centro de Interpretación de la Vía Carisa, CIVICA,
es, a pensar de llevar construido varios años, nuestro centro de interpretación más joven, pues se ha abierto al público recientemente, a la diez con puntualidad británica, Silvia nos abre sus puertas, el exterior del edificio es muy bonito, es un mural que recrea una cruenta batalla entre astures y romanos, ya en su interior podemos disfrutar de varios audiovisuales que recrean lo que se encontraron los romanos cuando construían la vía Carisa, como respondieron los astures ante su presencia, nos habla y nos muestra el recorrido de la vía y podemos disfrutar de copias de los restos más significativos que se han sacado en el yacimiento, los originales están en Oviedo y antes de que nos despidiera Silvia lo chicos disfrutaron haciendo un puzle romano y se sintieron por un ratito como auténticos arqueólogos en el arenero. Después subimos unos pocos kilómetros, hasta Murias, donde hicimos la ruta de la Cascada del Xurveo, una de las maravillas de nuestra zona que seguramente pronto será reconocida como monumento natural, yo personalmente echo mucho de menos a mis amigos de Casa Matilde que eran un valor añadido a la ruta, pero aún así sigue siendo el mayor reclamo senderista que tiene en la actualidad el concejo de Aller. A las doce y media regresamos al albergue pues ese día la comida es a la una, pues la tarde la vamos a pasar en mi querida tierra, en León. Comemos y a las dos ponemos rumbo a la montaña leonesa donde en poco más de una hora estaremos aparcado el autobús a las puertas de las Cuevas de Valporquero, disfrutando por el camino de la majestuosidad de las moles calizas de la cordillera y de lo enjuto de las Foces de Vegacervera.
Los chicos estaban avisados de que ese día nada de pantalones y camisetas minúsculas pues la cueva tiene una temperatura constante de 7º, es una de las cuevas más espectaculares de su tipo de las que hay en nuestro país, ríos, chorreras, el rumor de que la cueva sigue viva se hace patente.
Después de disfrutar de la cueva y de tomarnos un helado, de camino a al albergue paramos a ver una de las maravillas del nuestro prerrománico, que está a poco más de diez minutos del albergue y que no es otra que la ermita de las mil esquinas, Santa Cristina de Lena.
Esta tarde da mucho de sí y aún nos da tiempo para pegarnos un baño en la poza del rio que está al lado del albergue, bajo el puente que da paso a Bustiello. A las nueve como todos los días tienen la cena y después de asearse los chicos la velada nocturna en compañía de nuestros monitores hasta la hora en que cambiamos de día.
El viernes, no madrugamos mucho, pues la mañana la vamos a pasar a un cuarto de hora del albergue, en la cuenca vecina del Nalón, a las diez y media tenemos reservada la cita para hacer la visita al segundo museo más visitado de la región, el MUMI, el Museo de la Minería, en él, los chicos disfrutaron de la aproximación al mundo de la minería, una vez bajado a las “profundidades” de la tierra y pertrechados con el casco de seguridad durante una hora recorrieron las “entrañas” de la tierra,
conocieron de la mano de una nieta de minero, que nos hizo de guía, de las distintas formas de extraer el carbón, de como se acondicionaban los diferentes tajos para trabajar con más comodidad y minimizar los riesgo, se desplazaron por las galerías en el tren que se desplazaban los mineros y que pronto unirá el MUMI con el pozo San Vicente; hubo que descender por rampas en cuclillas donde algunos perdieron el casco y otros casi dejan la cabeza contra las vigas, aprendieron lo que es un pingón, los riesgos del grisú, la edad a la que comenzaban a trabajar en la mina los “guajes”. Una vez terminado el recorrido por el interior de la mina, subieron a la zona del museo donde disfrutaron por un momento, sintiéndose como un hamster,
haciendo girar la rueda de la bomba de achique, descubrieron la historia de como, cuándo y de la mano de quién se inició la minería en nuestra región. A muchos de ellos la actividad del campamento está empezando a pesarles y el cansancio se les está haciendo patente; además hoy por segundo día, cediendo a las presiones de sus padres, no de ellos y cosa que nunca más va a volver a pasar en nuestros campamentos, han tenido desde primeras horas del día el «maldito» móvil, en su poder, entonces han aprovechado la sala de estar del museo para aislarse en su yo, como una tortuga dentro de su caparazón y no han aprovechado al 100×100, lo que les ofrecía el museo. Una vez finalizada la visita regresamos a comer al albergue y la tarde la vamos a pasar en la vieja Vetusta. A las cuatro tenemos programada la visita al Museo de Bellas Artes de Asturias, donde dividimos al grupo en dos y entramos por distintos accesos para no coincidir en ninguna sala y así no saturar las distintas estancias.
Después de la visita programada disfrutamos del entorno de la Catedral, del jardín de Los Caudillos, paseamos por el casco antiguo y nos acercamos al mercado del Fontán, donde hicimos acopio de dos de los productos etrella de nuestra región: los quesos en este caso gamoneu y cabrales y de la sidra. Desde allí nos dirigirnos a la plaza de la Escandalera y de paso disfrutamos de las mayor parte de las 32 esculturas que están distribuidas en distintos rincones de la ciudad:
El viajero de Ürculo, La gorda de Botero, El Culo, los Asturcones, Mafalda, Woody Allen y como no La Regenta. Cuando fuimos a sacar la foto con Mafalda disfrutamos del maravilloso pulmón de Oviedo que es el parque San Francisco y de todos los edificios modernistas de la zona, del teatro Campoamor y para que descansaran un poco antes de dirigir nuestros pasos hacia las joyas del prerrománico les dejamos un rato para que aprovecharan a comprar recuerdos o tomarse un café en el Starbucks frente al teatro.
Después de este merecido descanso dirigimos nuestros pasos al Monte Naranco, allí disfrutamos, no todos, de dos de los elementos más representativos de la región, San Miguel de Lillo, donde tuvimos la grandísima suerte de verlo escuchando el maravilloso sonido de la gaita de uno de los más reconocidos gaiteros de la actualidad, Xuacu Amieva,
que gracias a él, a mí al menos, me haya quedado una imagen inolvidable de este momento. Después algunos, no todos, subimos a disfrutar de la última atracción del día, Santa María del Naranco, donde pondríamos punto y final a la visita a la ciudad y desde donde regresaríamos muy justos, para cenar, muy cansados y aún les quedaba la velada nocturna para rematar.
El sábado el desayuno a las nueve y luego comenzamos el día dirigiéndonos hacia el Cabo Vidio, a disfrutar de las increíbles vistas desde el faro,
el vértigo de sus acantilados y el azul turquesa de sus aguas; sondeo la posibilidad de caminar los dos kilómetros y medio de la senda de los acantilados, pero los pilas de los chicos están bajo mínimos y no les seduce mucho esta opción por lo que ponemos rumbo a Cudillero,
villa marinera por excelencia y de la que disfrutaríamos el resto de la mañana, de su puerto, de la esencia marinera, unos pocos disfrutamos de las escaleras, de sus calles empinadas y desde la espectacular villa que nos ofrece su atalaya, antes de ir al bus, es pecado no disfrutar de la sidra sentado en una terraza disfrutando de la villa y del olor a mar. Hoy nos toca comer de picnic y he elegido como lugar ideal la zona del Muso de las Anclas, en Salinas, donde la vista es espectacular, la zona verde muy cómoda para hacer el picnic y la foto obligada en el mirador al lado del busto de Philipe Cousteau.
Como las fuerzas han desaparecido por arte de birli birloque el resto de la tarde la dedicamos a descansar y disfrutar de la playa de Salinas, donde se percataran que las mareas del Cantábrico son de verdad y les sorprenderá mojándoles la ropa, no contaban con que el agua subía tanto y les hizo construir el campo de futbol dos veces pues la marea se lo convertía rápidamente en campo de waterpolo. A media tarde y en agradecimiento a los chicos por su saber estar hemos quedado en una terraza al lado del club de regatas, donde les invitaré a un helado para continuar disfrutando de una tarde de sol y playa antes de dirigirnos hacia el albergue. Hoy la cena va a ser especial los chicos van a disfrutar de una espicha asturiana, de la música de las gaitas que se unirán a la velada nocturna que hoy se convertirá en fiesta discoteca, de risas y de complicidades hasta la hora de ir a la cama.
Es domingo y significa que es el último día de campamento. Por la mañana después del desayuno tenemos, que recoger las habitaciones y hacer una parte de las maletas, tenemos programada la subida al vecino pueblo de Grameo, para que los chicos valoren lo que los niños de la zona tenían que esforzarse todos los días para poder ir al colegio, muchos de ellos no lo olvidaran nunca, no me imaginé nunca que les iba a costar tanto, cuando llegamos al mirador de la Pena Grande, parecía que en lugar de haber caminado tres kilómetros, eso sí, salvando un desnivel considerable, parecía que venían de correr una maratón, llegaron rendidos, se tiraron al suelo donde necesitaron un buen rato para reponerse, creo que esto nunca me lo van a perdonar. En esta ruta, por la imprudencia de una de las madres con la que contactaron con el «maldito» móvil, vivimos uno de los momentos más incómodos del campamento, que no merece la pena recordar y que simplemente sirve como experiencia para que no vuelva a suceder otra vez. El descenso lo hicimos por la otra vertiente mucho más llevadero y a las doce y media estábamos en el albergue, para terminar de hacer las maletas antes de comer para a las dos ir camino del aeropuerto. Aún les quedaba un día duro de viaje, ya que su vuelo tendría que hacer escala y cuando llegaran a la isla de Nura serían más de las dos de la mañana del día siguiente.
Los campamentos son experiencias que ningún niño debería dejar de disfrutar, son momentos que les acompañaran en sus vidas durante mucho tiempo, surgirán amistades que se perpetuaran en sus vidas, les surgirán dudas y momentos que tendrán que afrontar ellos si la presencia reconfortante de sus padres y conocerán espacios nuevos que seguro que más adelante les apetecerá volver a disfrutar. A mí, personalmente, me ha servido para mostrar la excelencia de nuestra tierra, nuestras raíces, nuestra cultura, de la que me siento tan orgulloso y también para disfrutar de los valores con los que vienen cargados nuestras nuevas generaciones y que me ayuda a tener fe en el futuro.